viernes, 18 de junio de 2010
Hijo de Dios (1973)
McCarthy narra como solo él sabe los vaivenes de un hombre expropiado de tierras.
Los extremos hacen su aparición en esta la tercera novela del que está reconocido como uno de los mejores escritores contemporáneos.
Para el lector, Hijo de Dios es un libro corto, intenso. No es literatura ligera (nada de McCarthy lo es) por el propio estilo de Cormac, que no se reitera en ningún momento.
Me encantó el personaje de Ballard... sin pudor, sin límites, sin encuadres...
"¿Cómo te llamas?
John, le respondió. John el Negro.
¿De dónde eres? No serás fugitivo, ¿verdad?
Soy de Pine Bluff, Arkansas, y soy un fugitivo de los caminos de este mundo. Sería un fugitivo de mi mente si tuviera algo más de nieve.
¿Porqué te han metido aquí dentro?
Por cortarle el cuello a un gilipoyas con una navaja.
(...)
Se supone que estoy aquí por haber violado a una tía. Para empezar no era más que una vieja puta.
(...)
Siempre que me he metido en algún lío, le explicaba Ballard, ha sido por culpa del whisky o por las mujeres o por las dos cosas. A menudo había oído a los hombres decir eso.
Siempre que me he metido en algún lío ha sido porque me han pillado, contestó el negro".
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