domingo, 25 de diciembre de 2011

Fuga y contrapuntos (1989)



Una gran decepción.

Fuga y contrapuntos es una novela cortita sobre algo que, si quisiera contarse bien, necesitaría que durase cuatro veces lo que dura el libro. Flavia Company no consigue hacer que entendamos a los personajes y su hiriente obsesión por un personaje al que apenas conocemos, y sobre el que realmente, tampoco queremos conocer demasiado.

Los personajes se suceden demasiado bruscos, demasiados afectados por una especie de nosequé que nunca terminas de creerte.

Lo peor de todo es la dichosa carta, que acaba siendo un buen ejemplo de cómo alargar demasiado una historia que tampoco tiene mucho que contar.

No me lo creo.

"Esteban pagó al taxista. Al bajar del coche un gesto plácido inundó su rostro. Se sentía feliz, sereno. Caminó despacio hasta la zona de "Llegadas Internacionales". Escogió un butacón cómodo y se sentó a esperar. Silbaba abstraído una melodía a la que aún no había logrado dar una forma definitiva. Sus trabajos de composición eran lentos, pero eso no lo angustiava en absoluto. Era sólo cuestión de paciencia, de amor por el trabajo bien hecho. Cada nota, cada acorde, formaba parte de su ser. Era un auténtico perfeccionista. Muchas veces sus compañeros habían insistido en la belleza absoluta de alguna composición y él, sin dejarse convencer ni por las más efusivas felicitaciones, volvía atrás y comenzaba de nuevo.
El acto de creación era la única forma de expiar la culpa de haber nacido y no ser feliz, y no comprender por qué, y no saber y no aceptar que después de la vida, solo está la muerte."