jueves, 3 de marzo de 2011

El valle de los avasallados (1967)



Llevaba ya mucho tiempo buscando este libro de Réjean Ducharme y por fin lo encontré
El valle de los avasallados aparece en la película Léolo de Lauzon, película que me encantó, y las pocas referencias que se hacían a este libro, prometía muy buena literatura.

Ha resultado ser un poco lo que esperaba, es decir, un libro donde es inútil apuntar grandes frases memorables, porque prácticamente todo el libro está diseñado como una gran parrafada preciosa y espléndidamente diseñada capaz de conmovernos... aunque el intento de aderezar esta bellísima narrativa con una historia que dice más bien poco y que va perdiendo empuje a medida que avanza, para quedarse en un final que desentona completamente con la línea del libro. Y desentona para mal.

De todas formas, El valle de los avasallados bien podría no tener ese formato de novela. No lo necesita. Se mantiene por si solo por sus innumerables reflexiones y su hermosa escritura.

"-¿Y la muerte?-pronuncia Constance Chlore con voz sumisa. ¿En qué consiste?
-En términos generales, una derrota. En términos delirantes, lleva el nombre de triunfo. Me dirás, pero hay que demostrar que la muerte es un triunfo. Es bien sabido que las pruebas sirven para establecer verdades. ¿Pero para qué sirven las pruebas cuando se tienen las verdades? Tengo la certeza de que la muerte es un triunfo. ¿Las pruebas? Están ahí, esperando a que yo muera para darme la razón. Con todas tus fuerzas da a la muerte el nombre de triunfo. Eso es todo. Con toda tu fe llama a la muerte triunfo. ¿Porqué llamarla derrota?
-¡Triunfo!-pronuncia Constance Chlore con voz triunfal. ¡Bonito nombre! He tenido un sueño: De pie sobre sus patas traseras, una rana tan grande como yo me abrazaba. Y la piel, de un verde muy pálido, de esta rana estaba tatuada con enormes rosas rojas. Se podría decir que, al igual que una silla vieja, la rana estaba vestida de tapicería.
-Eso no era un sueño. Te sucedió tal cual. Te encontró una rana, se puso de pie sobre sus patas traseras y te abrazó. ¿Por qué solamente quieres que te sucedan cosas triviales?
-¿Entonces era una rana de verdad?-pronuncia Constance Chlore con voz soñadora.
-El cielo está lleno de tenedores y cucharas volantes. Hay que tener los ojos taponados con corcho para no haberlos visto."


8'5

No hay comentarios:

Publicar un comentario