miércoles, 26 de mayo de 2010

La danza del cementerio (2009)



Decepcionante entrega del mejor agente especial de la literatura que conozco.
Es simple, sin chicha... Pendergast está quedando relevado a un segundo plano, ahora que parece que a los autores les resulta más interesante los enredos amorosos de los que eran los secundarios, y que se han empeñado en darle un toque más humano a todos... quien es tonto es el más tonto de todos, quien es chulo, es el más chulo de todos... y Pendergast pierde su halo de misterio y cuasi sobrenatural, para caer arrodillado ante nosotros y mostrarnos que no es más que un hombre adinerado, en forma y sí, listo, pero que es capaz de caer en los trucos más absurdos en los que el lector no llega a caer...

Mal, mal...

"El agente especial Pendergast se deslizó en silencio por el largo pasillo central a media luz de su piso de la calle Stenta y dos Oeste (...). Era la zona pública del piso de Pendergast, aunque no la hubieran visto más de diez o doce personas. Ahora se dirigía a la zona privada, que sólo conocían él y Kyoko Ishimura, la asistenta sordomuda que vivía en el piso y lo cuidaba.
(...)
Cuando se hubo terminado su té, también se terminaron los recuerdos. Pendergast dejó el cuenco sobre la estera y cerró un momento los ojos. Al volver a abrirlos contempló el otro cuenco, que seguía lleno, delante de él. Suspiró quedamente y pronunció unas palabras.
- Waga tomo yasurakami. Adiós, amigo mío."


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