viernes, 19 de agosto de 2011

La ópera flotante (1967)



John Barth se me estrena (ya que es el primer libro suyo que leo) con un libro convencional pero con muy buen gusto. No es más que otra historia más o menos truculenta sobre la vida del mismo narrador, pero hay que decir que Barth tiene una escritura notable (bastante más destacable que la racha que llevo últimamente) y eso hace que como lector, lo valores enormemente.

Un buen libro, fácil de leer y con ese "algomás" que hace que no sea otro del montón.

"Sonreí y proseguí mi caminata. La naturaleza, la coincidencia, puede resultar fuertemente simbólica. A veces parece darle a uno con una porra en la cabeza con significados como este torpe "vida-ante-la-cara-de-la-muerte", tan obvio que avergüenza. Uno está constantemente enfrentado a un sol que estalla detrás de las nubes justo cuando el equipo local coge la pelota; hay ominosos rugidos de trueno cuando uno reflexiona al azar en su casa; amaneceres magníficos en días en que uno ha resuelto enmendar sus errores; huracanes que demolan la casa del hombre malo y dejan intacta la de su buen vecino, o viceversa; calles de nombre Carrera con carteles de AMINORE LA VELOCIDAD; avenidas de nombre Cementerio con un cartel de DIRECCIÓN ÚNICA. El hombre de percepciones no tan rudimentarias, cuyo paladar está a tono con platos más sutiles, sólo puede sonreír, incómodo, y alejarse caminando, recordándose que el buen gusto es un gusto humano".

7'5

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