
John Barth se me estrena (ya que es el primer libro suyo que leo) con un libro convencional pero con muy buen gusto. No es más que otra historia más o menos truculenta sobre la vida del mismo narrador, pero hay que decir que Barth tiene una escritura notable (bastante más destacable que la racha que llevo últimamente) y eso hace que como lector, lo valores enormemente.
Un buen libro, fácil de leer y con ese "algomás" que hace que no sea otro del montón.
"Sonreí y proseguí mi caminata. La naturaleza, la coincidencia, puede resultar fuertemente simbólica. A veces parece darle a uno con una porra en la cabeza con significados como este torpe "vida-ante-la-cara-de-la-muerte", tan obvio que avergüenza. Uno está constantemente enfrentado a un sol que estalla detrás de las nubes justo cuando el equipo local coge la pelota; hay ominosos rugidos de trueno cuando uno reflexiona al azar en su casa; amaneceres magníficos en días en que uno ha resuelto enmendar sus errores; huracanes que demolan la casa del hombre malo y dejan intacta la de su buen vecino, o viceversa; calles de nombre Carrera con carteles de AMINORE LA VELOCIDAD; avenidas de nombre Cementerio con un cartel de DIRECCIÓN ÚNICA. El hombre de percepciones no tan rudimentarias, cuyo paladar está a tono con platos más sutiles, sólo puede sonreír, incómodo, y alejarse caminando, recordándose que el buen gusto es un gusto humano".
7'5
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