martes, 7 de septiembre de 2010
Fantasmas (2005)
Chuck Palahniuk me la ha jugado con este libro. Yo no soy precisamente lo que se dice, un aficionado a los libros de relatos cortos. Y para que no os engañe a ustedes tampoco, os aviso: es un libro de relatos cortos.
Eso sí, unidos graciosamente con una historia bastante tortuosa de fondo.
Con este libro no me siento en absoluto decepcionado (a pesar de ser de relatos), ya que sigue siendo totalmente fiel a lo que se espera de él... directo, inteligente, distinto y muy muy muy, desagradable en ocasiones. Me atrevería a decir que ha sido el libro que más ha llegado a dar asquito.
Con eso y con todo, sigo viendo a Palahniuk a años luz del resto de la mayoría de escritores que han pasado por mis manos. Ya sea en estructuras, en desarrollos, en recursos, este hombre es capaz de sacarse de la manga para cada libro, todo un mundo de ideas nuevas.
Lo único, que el final me dejó picueto. Eso si que fue totalmente distinto de Palahniuk.
"Una cosa es que muera alguien, dice la Hermana, alguien con la caja torácica aplastada tratando de respirar una vez más antes de morir, entre convulsiones y gemidos, con la boca muy abierta, dando bocanadas de aire. Cuando alguien tiene la caja torácica aplastada, dice, te puedes arrodillar a su lado en la calle a oscuras sin que nadie te vea. Puedes ver cómo se le entelan los ojos. Pero matar a un animal, bueno, es distinto. Los animales, dice, los perros, son lo que nos hace humanos. Son la prueba de nuestra humanidad. El resto de la gente simplemente nos hace redundantes. Los perros o los gatos, los pájaros o los lagartos nos convierten en Dios".
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